viernes, 29 de junio de 2012

EVA: LOS PERSONAJES DE LA PELÍCULA



Los Robots (por Kike Maillo)

En la película hay, esencialmente, dos tipos de robots: los de servicio y los androides. Los robots de servicio están dedicados a auxiliar a los humanos en labores engorrosas como limpieza, almacenaje, transporte, etc. Esos robots fueron diseñados como máquinas y tienen una apariencia alejada de la forma humana. Los robots androides, en cambio, tienen una apariencia humana más o menos completa (como es el caso de los personajes de Dorotea o Max), ya que fueron creados con la finalidad de servir de compañía a los humanos. Los robots androides están interpretados por actores humanos, mientras que los robots de servicio fueron creados básicamente de forma digital.

Aparte de Max, increíblemente interpretado por Lluis Homar, los dos robots con más peso en la película son el gato Gris y el prototipo de SI-9. El gato es un artilugio mecánico que emula a un felino. Se trata de una combinación de marioneta operada por tres manipuladores y criatura digital. En el caso del SI-9, en cambio, se usó un patrón de rodaje parecido al que se utilizó para crear a C3PO en Star Wars. SI-9 es un robot androide del tamaño de un niño pero con apariencia metálica. Estuvo interpretado por una actriz a la que pusimos una coraza de cuerpo entero diseñada por Arturo Balseiro. Luego, la magia digital hizo el resto para que en ningún momento parezca que dentro de esa armadura pueda haber alguien.

El éxito del realismo de los robots de Eva se basa en la técnica que seguimos a la hora de rodarlos: hemos avanzado mucho en el campo de los efectos especiales digitales y estamos en un punto inimaginable 25 años atrás, pero durante el rodaje creímos imprescindible que hubiese el máximo de elementos físicos en escena. Por esta razón, tanto el gato como el prototipo fueron construidos físicamente. Era imprescindible que pudieran ser manipulados por los actores y que tuvieran peso, para dotar a la escena de realismo. Además de los robots, Eva está plagada de más máquinas futuristas. Por un lado, Alex recibe el encargo de diseñar el procesador (cerebro) de un niño robótico. El ingeniero utiliza para ello el Hand-up, una herramienta de trabajo que creamos específicamente para la película. Este interface le permite trabajar de pie con piezas volumétricas de cristal que puede coger, desplazar, cambiar de tamaño o modelar. Cada una de esas piezas representa un rasgo del carácter del robot. Esta aproximación al cerebro del robot está basada en la Frenología, una paraciencia que vivió su esplendor en el s.XIX según la cual cada parte del cráneo está dedicada a un rasgo del carácter. Nosotros escogimos 24 reguladores de esos rasgos del carácter y los convertimos en piezas de cristal que Alex modula para elaborar el cerebro.

El resto de máquinas de la película son fundamentalmente pantallas y coches creadas como Motion Graphics que aplicamos a pantallas, sistemas operativos, porteros automáticos y navegadores. Estos aparatos fueron diseñados por The Own y su fuente de inspiración fueron los electrodomésticos (neveras, tocadiscos, amplificadores) de las décadas de los 60 y 70. Siguiendo esa misma filosofía decidimos que los dos coches que más presencia tendrían en la película serían un Saab de los 80 y un Volvo de los años 70.


Los Humanos (por Kike Maillo)

Creo que es muy difícil imaginar un reparto español mejor para interpretar a los personajes de Eva. Me siento muy afortunado. Desde los ensayos sentía que, cada minuto que trabajaba con Daniel, Marta, Alberto o Claudia, la película iba creciendo y mejorando. De una forma muy intuitiva intentaba llevarlos hacia donde creía que estaba la película y ellos no sólo me acompañaban, sino que llenaban los huecos donde no llegaba el guión.

Daniel Brühl interpreta el papel de Alex Garel, el protagonista. Brühl es ya una estrella europea, un actor que conoce muy bien nuestro país, que domina el catalán y el castellano y, sobre todo, un maravilloso intérprete. Venía de rodar Inglorious Bastards a las órdenes de Quentin Tarantino y tenemos que agradecerle que, de entre una docena de propuestas, escogiese hacer nuestra película. Es muy fácil trabajar con él porque es un actor que controla muy bien su cuerpo, su voz y sus reacciones. Es muy elegante y tiene una gran cabeza: es capaz de estar en un mismo espacio emocional durante largo tiempo, y saber por qué está allí, rememorando aquello que le hace estar conectado. Es muy fácil trabajar con alguien como Daniel Brühl.

Marta Etura interpreta el papel de Lana. Marta es una actriz capaz de entrar en una escena en un clic. Domina con maestría los momentos de mayor dramatismo, controla con aparente facilidad los pasajes con gran carga emocional. Posiblemente, Marta protagonice dos de las tres secuencias más bellas de la película. Sin duda, es ella quien las ha hecho así de grandes.

El maravilloso Alberto Ammann interpreta el papel de David. Me sucede con todos los personajes, pero hoy en día me es imposible pensar en otro actor que pudiese haber interpretado ese papel. Nos costó encontrar un actor que pudiera hacer que el rol de David funcionase. David tenía que ser interpretado por un tipo lo suficientemente atractivo como para enamorar a Lana (que decide casarse con él habiendo estado enamorada de su hermano), pero tenía que ser un actor que supiera manejar su presencia como para quedar a la sombra del personaje de Alex Garel. Alberto es un animal escénico y demostró dominar ese comportamiento en escena y supo vivir de lo que su hermano Brühl le daba. Creo que se estableció entre ellos una química “de hermanos” que fue muy enriquecedora para la película. Ammann, además, es muy cercano y predispuesto. La verdad es que ha sido maravilloso poder contar con alguien que ha estado tan al servicio de la película.

Claudia Vega interpreta al personaje que da nombre a la película: Eva. Ella es la niña de la película. Encontrarla fue un trabajo muy duro, pues buscábamos a una niña magnética y con mucha verdad, y no necesariamente alguien que ya hubiese trabajado en el medio. Durante seis meses entrevistamos e hicimos pruebas a 3.000 niñas hasta dar con Claudia. Lo cierto es que ella hizo unas pruebas soberbias y no hubo mucha discusión. Uno puede pasarse meses buscando un diamante enterrado en la arena hasta llegar a la desesperación, pero cuando tienes ante ti ese brillo das por bueno todo el proceso.

Claudia tiene algo que es muy difícil de encontrar en un niño actor, que es la facultad de darle peso a lo que se dice, a lo que se hace. Te crees a Claudia, por muy hondo o serio que sea lo que te comunica. Los niños apenas conocen técnicas interpretativas y tienden a emular, tienden a decir las cosas como las han visto decir a los mayores. Claudia va más allá, tiene la facilidad de hablar sobre la tristeza, sobre la nostalgia o sobre la alegría con verdadera franqueza. Entendiendo lo que dice. Y esa aptitud la tienen muy pocos niños. Creo que eso, evidentemente, está en ella, está en su carácter. Es una niña muy extrovertida, extremadamente social pero con algo muy hondo. En este sentido tengo que agradecerle a Laura Jou su labor como coach, preparando a Claudia para cada escena de manera extraordinaria.

Tras haberme dedicado 10 años a la publicidad, donde he rodado con niños muchas veces, nunca me he encontrado con un caso como el de Claudia: todo el mundo sabe que, llegado un momento, los niños se cansan, lloran, rabian o se bloquean. Es normal, son niños. Pero Claudia no se quejó ni una sola vez, no perdió el humor o la sonrisa en ninguna ocasión tras once semanas de rodaje, varias de ellas a menos de 20 grados y tendida sobre la nieve.

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